Delirio, Laura Restrepo


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Esta es la novela ganadora del premio Alfaguara de novela en 2004.
Cuatro historias que se entrelazan dan vida a la novela. Por un lado, la zozobra y la angustia de Aguilar, un antiguo profesor universitario que luego de regresar de un viaje encuentra a su esposa, Agustina, en el cuarto de un hotel y sumida en el delirio. Su historia es la búsqueda de explicación frente a ese cambio sorpresivo, investigando lo más hondo de su pasado con el fin de encontrar respuesta.
La segunda historia tiene como protagonista al Midas McAlister, un hombre de negocios y amigo de la familia de los Londoño, de la cual pertenece Agustina. Esta historia se narra a manera de monólogo donde este personaje le va contando su historia a Agustina, cómo la conoció, así como las jugarretas y los negocios turbios con el hermano y el padre de ella que en definitiva le llevarían al infortunio.
La tercera historia se refiere a la propia Agustina durante su infancia, la relación con su padre, el amor por su hermano pequeño y el conflicto de los dos últimos.
La última historia se desarrolla en Sasaima, en la finca de sus abuelos maternos. La locura de su abuelo, la paciencia y amor abnegado de su abuela, la distancia respecto a sus hijas, el silencio de su madre Eugenia.
A mi modo de ver, esta es una fábula de la realidad colombiana. En una palabra, de su delirio. La historia de sus abuelos se antoja sobre la corriente del realismo mágico, y creo que esta referencia nos hace recordar a Macondo, a ese lugar olvidado y al Buendía que ha perdido la razón. Ese Buendía que ha perdido la memoria como metáfora de la pérdida de memoria de Colombia. Ese delirio de antaño que aún nos atormenta.
Por otro lado, ese pasado se entrelaza con el presente de la Colombia de fines de los años ochenta. El narcotráfico y su bonanza de dólares, bonanza de la que fue beneficiada la clase alta de este país; esa misma clase arribista e hipócrita que vive de las apariencias.
Siento que la figura de Aguilar representa al colombiano, ese ser honesto, amable y paciente que se encuentra inmerso dentro de una trama que no comprende y de la que tampoco es responsable. Agustina simboliza el delirio de la sociedad colombiana, ese rumbo perdido, la superstición infundada. Todas los personajes simbolizan una cara de la sociedad colombiana, desde el Midas McAlister cuya carrera de ascenso social se la debe al narcotráfico y a las apariencias, hasta la madre de Agustina, Eugenia, quien simboliza esa clase alta decadente, arribista y ocupada en mantener las apariencias, sin importarle la realidad.
Es una excelente novela que permite bastantes miradas. Un trabajo que tiene tanto de psicológico como de sociológico. En pocas palabras, un sublime examen de la sociedad colombiana.
Por pasajes tiende a volverse un poco pesada, dando la sensación de que le sobran palabras y que la historia no avanza. No obstante, los hilos tejidos durante el recorrido encuentran salida al finalizar la novela, aunque algunos cabos quedan sueltos.

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